Siguiendo
el ciclo de reflexiones musicales, hoy me gustaría dar continuidad a una idea
plasmada en la entrada anterior.
Se puede
evidenciar como la dinámica del hogar “estándar” sigue estando hasta en lo más
mínimo.
Normalmente
quienes están en la escuela y esto va también para la educación primaria, son
las mujeres, no hay maestros hasta el bachillerato y la universidad, que te
encuentras con profesores.
Cosa con
la que no estoy totalmente de acuerdo, creo que se necesita también la imagen
masculina en la escuela. Cuando yo estudié era el profesor de música y el de
educación física. Siempre los que entran y salen, los que están afuera, como
normalmente lo está papá. Quien pasa en el salón encerrado con los niños la
mayor parte del día es la maestra, como mamá.
Es el estándar
de muchos hogares, incluso en los que mamá también trabaja. ¿Pero y los niños
que tienen otra realidad en sus hogares?
En la
educación musical inicial son mujeres las que trabajan con los niños, no por
capricho, sino por razones pedagógicas y biológicas.
El primer
timbre con el que un niño tiene contacto es con la voz de la madre, esto se
puede resaltar de los estudios que hizo Tomatis, con el efecto Mozart.
La música
y el aprendizaje son imitativos, para un niño se asemeja a su voz más la de una
mujer que la de un hombre para poder imitarlo. En este caso los hombres
tendrían que entrenar su “falsete” para poder lograr un contacto con el niño.
Éstas y
algunas otras razones son las que alegan los pedagogos musicales del porqué en
la educación inicial es preferible una mujer.
Como se
puede notar, ahora también son los hombres quienes pasan por las consecuencias
sexistas. ¿Será que la famosa igualdad de género en vez de conseguirla mediante
las mismas oportunidades para ambos las conseguimos mediante las mismas
censuras?
Sin embargo, los argumentos me parecen válidos pero seguimos evidenciando esa dinámica del hogar.
Las orquestas
infantiles generalmente son dirigidas por mujeres, son éstas las que más allá
de la etapa inicial siguen dando clases, pero poco se ve a una mujer “matando
tigre” en un café, por lo general son hombres, y es donde se sigue viendo esa
dinámica de la mujer en casa –en la aula- y el hombre en calle –matando tigre-.
Aún con sus excepciones, esta dinámica sigue la regla.
"la mujer en casa –en la aula- y el hombre en calle –matando tigre-."
ResponderEliminarincreíble reflexión!