El ser humano en su simple complejidad se debate siempre en las dicotomías, empezando por lo caótico: estable e inestable. En lo claro y oscuro, grave y agudo, eros y tánatos: vida y muerte.
Lo poco
dialéctica que suelen ser las elecciones y el estado de vulnerabilidad que
suelen producir convierte a los extremos de las dicotomías en blancos perfectos
para la venta. Entre un sí y un no ¿cuántos quizás?.
Hay una
pulsión en movimiento pendular cuando de elegir se trata, y lo que puede llegar
a ser aún más grave: el estado vulnerable en el que se entra en ese momento de
sentirse en el movimiento pendular de una elección o en los extremos de haber
elegido o simplemente sentir a plenitud ese momento de estar entre dos fuerzas
o entre una elegida. Porque
entre el día y la noche hay una madrugada, hay un proceso consciente o inconsciente.
Una de las dicotomías madres como se les puede llamar es a la de la vida y la muerte, qué más debate que en los extremos de la existencia misma: para vivir plenamente hay que morir muchas veces, morir antes de morir.
Y es
por este que Freud habla del eros como la vida, porque entiéndase a este como
el amor erótico en la mitología y la consumación de este genera la vida y el
tánatos que es la muerte no violenta, pero tomado como la metáfora de la muerte.
Aun más,
estar entre la vida y la muerte es una dicotomía muy general que casi todos,
por no decir todos, compartimos en muchos aspectos no solo en el sentido
literal, es por eso que el comercio y la publicidad se aprovecha de esto y se
vuelve en algún sentido fetichista explícita o implícitamente. Y con esto me
refiero a todo lo que su alrededor incluya como el amor de corazones rojos, los
estereotipos del cuerpo físico, entre otras tantas cosas.
En este
sentido, el tánatos no se queda atrás, porque es la otra cara de la moneda, utilizar
a la muerte y todo lo que esto incluya: enfermedades, desamores, dolores, es
otro punto para comerciar.
Esto no
está bien ni está mal –aquí hablando de dicotomías- esto simplemente es una
realidad que puede, desde perspectivas diferentes, ser buena o mala o simplemente un hecho casi
natural de lo que a relaciones humanas se trata.
A lo
que está ocurriendo últimamente en el país no puedo estar ausente de
manifestarme y es que sí, la publicidad del producto electoral del oficialismo
en estos momentos se está haciendo a través del tánatos, de esa energía de luto
y tristeza que causa a todos por más duro que seamos y por más opositores que
seamos. Y a veces no por tristeza de quién está en protagonismo ahora, sino
porque indudablemente cada quién siempre proyecta un poco de sí en lo que está
sucediendo.
De victimario a víctima: el punto perfecto para
nuestra cultura de mártires. Como dice el dicho: “no hay muerto malo ni novia
fea.”
http://lismaryy20.wordpress.com/2013/03/13/valientes-2/ ...Características del valiente trovador que llevamos dentro, poeta de papel que se niega a aterrizar de la nube poderosa que le confiere la magia de fabricar fantasías...
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