Las
personas son muchas personas.
Las personas
son un pequeño universo caminante, soñante, cantante, y todos los antes, y despueses
también. Son antepasado, antepresente y antefuturo, este último un poco sí y un
poco no, como todo lo incierto e inventado por el hombre para manejar, controlar
y no enfrentar la incertidumbre del instante fugaz que muere en un constante
ocaso.
Normalmente
en el barrio –y sí, vivo en un barrio, no lo escribo para que suene más poético
o más cancioncita-, es válido que lo usen, no tengo nada en contra de eso vos
no decís “en la calle de mi urbanización”, no me jodas, “en la calle de mi
barrio” suena más y por supuesto, llega más. No vamos a caer ahora en porque suena
o no suena.
Como decía,
en el barrio, la gente pasa y me saluda con esa ingenuidad de conocerte de
siempre, de haberte visto crecer, y yo contesto con esa incertidumbre de quién
será, que cosas ha llorado, que cosas ha reído, ¿cuánto ha baila ‘o?, pues sí,
no me importa como se llame, ni en cual cuadra vive, sólo si esto me serviría
para compartir alguna vez con ellos, pero no es así, ahora la inseguridad y
todos esos rollos han hecho que esté más encerrada.
Así como
me saludan algunos otros me dicen cuando paso lejos de casa que si soy familia
de la italiana aquella que tenía una
quincalla, para ser precisos en la calle cuatro. No hace falta que conteste
bien para atesorar las palabras más sinceras de decir que soy igual a ella. Antes
como el barrio no había crecido tanto y estaban los que lo fundaron, además de
que se podía andar un poco más por ahí, todos se conocían, hasta mis primeros
años de edad, ya después de esto muchas cosas por muchas cosas han cambiado.
También en un país lejano, gente que nunca me ha visto pregunta si soy familia de Toton', dicen familia porque hija suena algo anacrónico, pero no importa. Bajándome de un tren, en un pueblo desconocido alguien súbitamente me reconoció y eso es más que suficiente para saber que uno, es, mucha gente.
Lo
curioso del caso es que andamos por ahí pensando que somos originales, en un sentido de únicos, somos originales sí, porque
tenemos un origen que nos permite tener cierto grado de autenticidad, pero
vamos, que somos muchas cosas pasadas, o muchas cosas presentes en otro
espacio, tenemos una memoria celular y por qué no colectiva, sí, claro que
somos únicos, únicamente una mezcla de muchas cosas, personas, recuerdos,
lugares. Somos cincuenta por ciento mamá y cincuenta por ciento papá, el negar
a uno o a otro es simplemente negar una parte de sí mismos.
Ambos al
momento de fecundar ponen lo mismo, ahora, que a la mujer le toque
biológicamente un proceso más arduo, si se quiere, no resta porcentaje al otro.
Quizás al hombre le toca un proceso emocional difícil en la sociedad u otras
cosas que por lo mismo no se ven. Puede que físicamente, en temperamento y
otras cosas se crea que no es igual el porcentaje, pues sí lo es, porque detrás
de mamá y papá hay muchas otras personas, momentos y cosas más.
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