Que con
actos y no con palabras, me decía, y yo pensaba secretamente que cuando
mientes, mientes con todo, y cuando cantas, cantas con todo. En los detalles
que nadie ve, se encuentra lo que vos ocultáis, yo, por mala suerte los logro
ver.
Cariño,
no hay como un hombre que cite a Cortázar en la cama y vos me decís que las
palabras no son nada, son todo lo que lleváis dentro –y fuera-, pero repito,
hay subtítulos en cada una de ellas, que vos no escucháis, decís lo que decís
pero realmente decís lo que el otro escucha.
Tus
pequeñas o grandes antenas laterales captan las frecuencias de lo que digo,
pero en tu cabeza se distorsiona todo con los filtros esos que tenéis y sólo
veis y sólo oís, pero no miráis, no escucháis, para poder darte cuenta de lo
que hay detrás.
Con
actos y no con palabras, para mi éstas últimas siempre han sido actos, ¿sabéis
lo complicado que es atarlas a la realidad?, poder hacer que nazca, poder hacer
que lleguen.
Es como
si dijeras con actos y no con sonido, no con movimiento, no con colores, ¿y con
qué en entonces?, esos son actos también.
“Pura
habladuría y nadie hace nada”, en la habladuría hay un hecho, pero vos no lo
veis.
“El
hombre que siente mucho habla poco” ¿Y el que piensa? –y aquí no digo ni mucho
ni poco, simplemente el que piensa, porque como están la cosas, ya casi es un
privilegio el sólo hecho de pensar-.
Al
burro se le agarra por el bozal y al hombre por la palabra, también me decía,
con lo que vos me decís yo puedo crear mundos o destruir ciudades, como dijo el
poeta, si las uvas están hechas de vino, las palabras están hechas de nosotros.
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