martes, 18 de diciembre de 2012

I'm not a blogger.

Ese era el escrito de una blusa en Bershka que estuve a punto de comprar, pero pensé: no, yo tengo un blog...

No me considero una blogera activa, tengo largos períodos sin publicar, no porque no tenga qué cosa publicar, si no, porque no le dedico el tiempo que merece y no soy tan geek como para poner el blog como me gustaría, no son excusas ni mucho menos, cada cosa que se quiere hacer por más insignificante que parezca ocupa un espacio de ese vacío del que tanto hablan los psicoanalistas, por tanto merece atención, compromiso, responsabilidad y dedicación.

Es esa sensación de reencontrarse con lo que apartaste y mirarlo y en ese momento saber por qué, o bueno, como me gusta más decir para qué lo haces, es un patrón con ciertas cosas, -no personas-, digo yo, espero, que tiendo a repetir, dejar y luego volver a la rutina, me gusta, te hace como extrañar y apreciar, necesitando el vértigo de los extremos para añorar el equilibrio, es cíclicamente necesario hasta cierto punto, generalmente vuelvo en vacaciones de las actividades rutinarias al blog, es como si esto ocupara el espacio que dejan, una cosa por la otra.

Quizás para tener algo que te espera siempre, algo, que, para bien, para mal, para algo, sigue estando ahí, cuando tu quieras volver, cuando tu no estés, aunque sigas siendo, cada mínima cosa que hacemos, hasta chascar los dedos, ocupa un lugar, libera una necesidad, calca una incertidumbre, una carencia, ocupa un espacio.

..y no me compré la blusa porque si no me siento identificada con lo que dice, no tiene sentido, porque no, no me siento identificada, I'm a blogger, a little blogger.


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